jueves, 3 de junio de 2010

EL MENDIGO Y EL PERRITO

Caminaba lento a su lado atado a un lazo de tela su amigo incomparable, parecía irreal, un amo vagabundo y un perro ideal que marchaba resignado a su suerte por una especie de filosofía elemental que le decía que no importaba el dinero que su amo en un día mendigara, tampoco importaba la ropa, el olor ó el sudor. Importaba más lo que al buscar entre la basura supiera bien y llenara el estómago y saciará la sed aplazada. "Ese perrito debía tener demasiadas ganas de vivir" me dije "para andar con un fracasado", pero bien me corregirán ustedes que lo correcto parece ser decir que el hombre debe tener muchas esperanzas para tras de tratar de alimentarse con dificultad él, tembién alimentar un perrito. Es que yo camino con las manos a la sombra de los bolsillos de la chaqueta, soy poeta por no decír pobre, pero de que vale dirán ustedes, de mucho digo yo, porque puedo hacer de la misería mi propio cielo. Hay que comprender que luego cuando ya no existamos podremos ver como vivimos y reirnos de cuando nos detuvimos en una esquina y contemplamos a un mendigo y su perrito e hicimos de esa escena nuestra filosofía de vida. Guuuuuau!