miércoles, 7 de septiembre de 2011

MICROCUENTO NUMERO DOS

Por V.






El calor sofocaba en ese hotel, pero era necesario resistir. El sudor se sentía bajar por la espalda tan sútil como incómodo. Así que fuí hasta la sala para recibir el aliento del coloso ventilador, no tardo mucho en llenarse el recinto de gente que reclamaba al igual que yo la brisa artificial. Estaba sentado en el lugar más apartado y erá quizá el único que estaba solo, unos hablaban con sus parejas, otros jugaban con sus hijos, parecía que se les iba la vida en eso. Simulé revisar mis apuntes, pero en realidad el ambiente no daba lugar a ello. Así que lentamente y según el fresco de la tarde llegaba se fueron retirando las personas y al final quedé solo en la sala. Me dispusé a retirarme cuando el dependiente del hotel me llamó aparte y me ofreció la compañía de una chiquilla que según me pareció no pasaba por mujer -"no"- le dije y continué mi camino mientras la chiquilla al verse rechazada gritaba a mis espaldas: "márica, márica, márica".