miércoles, 26 de octubre de 2011

SOBRE LA MADURITUD

Por: Yania Salazar




Es sorprendente como en los medios de comunicación se exaltan valores de la juventud, presuntamente porque son los jóvenes quienes más consumen y a ellos se dirije la promoción de artículos, medios y servicios, descresta de alguna forma que para el adulto mayor el mercado se dirija a artículos como el de las vitaminas, pañales desechables, y el de viajes y turismo. 

Es preocupante que las consultas médicas se dirijan hacía problemas consistentes en lo que a deficit de atención al adulto mayor se refiere. Nuestra labor como Profesionales en Psicología tiende a fortalecer la estima del individuo hacia lo valioso que es lograr la maduritud, sus privilegios basados en la relajación, la paciencia, la sabiduría implícita, y el disfrute de la vida, ahora que de ser afectados por alguna enfermedad es indispensable la inclusión de terapias psicológicas anexas a los medicamentos o terapias físicas, de alguna forma en la maduritud es donde la persona necesita que la escuchen, que le dediquen tiempo y por sobre todo le ofrezcan cuidados especiales.

Hay un exceso de confianza en cuanto a la juventud que cree que jamás llegara a envejecer y saber de enfermedades, quizá triunfa la prédica de que jamás estarán solos y morirán jóvenes. La concepción que se tiene respecto a los ancianos pasa de generación en generación y el respeto, la autoridad se ha ido perdiendo al punto de que ya no se venera la edad y su sinónimo se inclina a padecimiento, decrepitud, muerte.

Envejecer es un proceso, convoca a todos los presentes y es una manera que tiene la vida para internarse en un cambio más, pero todo esto no quiere decir más que todos merecemos atención, respeto y cuidado.