sábado, 5 de noviembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA TENER SEXO

Comité Experimental
Por: Alejandra


En definitiva dicen que somos las mujeres quienes hacemos el amor, los hombres tienen sexo. Con la llegada del nuevo milenio al parecer las cosas no cambian, el rito siempre sigue siendo el mismo:

1. Quitarse la ropa (sin técnica ó con paciencia dependiendo de la necesidad)
2. Aproximarse el uno al otro con caricias y palabras tiernas (me quieres, me deseas, te gusto...)
3. Penetración (acceso y el vaivén continuo)
4. Extásis (por lo general no sincronizado)
5. Relajación ( cada quien por su lado)

Desde luego que la mujer se toma en serio que es original, innovadora, y supone que él quedó matado con tus curvas, los movimientos y el arte impuesto en la danza amatoría, la fase de relajación para la mujer es un tiempo de espera para que se reconozcan sus valores... pero y si es el caso, el hombre esta satisfecho y con eyacular tiene suficiente. Ahora el mito cae, en cuanto es claro que el hombre tiene sexo sin tener en cuenta que fruto de dicha "actividad" puede producirse la concepción. En esto de "hacer el amor" el riesgo es además de que te contagien una E.T..S. (Enfermedad de Transmisión Sexual) de quedar "embarazados"... El macho no se detiene a siquiera contemplar "riesgo versus placer", ciego por el deseo cumple a cabalidad con su papel.

Es mi criterio de que la mujer debería hacer respetar su cuerpo y sus deseos, somos más que un trasero esbelto, unas tetas y una vágina, no por ser manipuladas por la moda, por la envidia y el grupo social debemos vernos como "ofertantes" de un delirio sexual horizontal en toda circunstancia, lugar y hora. Y aunque suene fatal somos víctimas del abuso, ya hace mucho tiempo que los cientifìcos tienen métodos anticonceptivos aplicados para el hombre y sin embargo no los sacan a la luz aduciendo de que la responsabilidad es del género femenino. Y es que traer hijos al mundo duele, y lo digo uno por los dolores del parto y otro porque luego de concebir quedas atada de por vida a servir a esa persona.

Me acuerdo hoy muy bien del chiste aquel en el que dice la profesora a las niñas que no vale cambiar quince minutos de placer por una vida de esclavitud y las niñas le ruegan a la profesora les de la fórmula para durar tanto. A Pensar pues.