miércoles, 18 de enero de 2012

AMANTES COMPLICES

Por: Amanda Hock
La resistencia intelectual pacífista




¿El amante es una necesidad? creo que si. Contrario a eso qué rayos estaría yo haciéndo pendiente del hogar, de tu deseo obsesivo por mí, vestirme en silencio y decir las mismas banalidades de siempre, elogiar tu ritmo, decirte que te quiero sin sentirlo, quejarme de las rosas que demoran en salir, hablar mal de los vecinos, anunciar algún dolor de cabeza y la llegada de la regla y la misma rutina del beso que crucifica (en la frente, en los labios y en el pecho). A mí amante nada le digo, solo aplica su deseo reprimido en mis entrañas que se adhieren a él y caemos en cuenta que el deseo por estar ligados es común con ese silencio que hay luego, con él puedo fumar, acomodar la cama, depilar mi sexo, ser grosera, egoísta, altanera, vacía, puedo estar pensando en el actor de cine o el cantante, con él me fortalezco y soy la que paga, él me guarda los secretos, elogia la malsana vibración orgásmica fingida, la estética de mi busto, la largura de mis piernas y la anchura de mis caderas, no me habla de edad, ni de procreación, ni de cosas de la cocina, ni del trabajo, ni de lo que hago con mi vida. Él permite que mi vida sea plena y yo creo que cada quien necesita del otro para ser feliz, hay que aceptarlo son tiempos nuevos y nadie le va a pertenecer a nadie por amor.