jueves, 5 de enero de 2012

CAZAR CASADAS

Por: Jaudiny
La resistencia intelectual pacífista



¡No lo creas! pero es verdad, le llegas a una casada y ella sabe lo que hay que hacer, no se pone a inventar ni a obsesionarse, no te exige, ni te hace prometer amor eterno, ni te sindica de infiel. La mujer casada sabe para qué tiene cada cosa, y para qué sirve, te arrulla en su seno, te presenta su cuerpo como la oportunidad de liberar la represión, y aunque es orgullosa cuando dice "soy ajena" incita a tomar lo prohibido. ¿Quién diría que lo prohibido es lo más apetecido?. Excelente es además del sexo poder compartir la dicha de poseer, de robar, de tomar, de timar al amor, de desvirtuar lo absoluto.

Te lo digo una novata soltera no tiene ese alcance, a lo sumo goza con la idea de tener lo propio, de casárse algún día y luego ser feliz para siempre, todo eso es ocurrencia, sueño, deseo, en la inmensidad el polvo reina y la gravedad: todo cae por su peso. La casadita tiene ese don de saberse quitar la ropa y aún con ropa ser sensual, tiene su aparato dispuesto al beso, al asalto, al eventual sacudida orgásmica, te alienta a seguir, a quitarle de encima el recuerdo de que está casada y solo tiene una elección para separarse: la muerte.

La casade es sensual por su manera de portarse, por esa seguridad de querer a uno y desear más allá de todo estar con otro, por eso amigo, amiga si uno se casa es para ser cazado.