lunes, 30 de julio de 2012

CRONICA DEL YAGE EN EL PUTUMAYO 15 DE 15

Carlos Alvárez



Defraudado volví a la hamaca, había tirado todo y traté de consultar si era posible tomar más Yagé pero ninguno de los Indígenas estaba ya en este plano "estan en trance" me dije, de repente descubrí que a lado de mi hamaca estaba una de las chicas gringas que me pidieron agua el día anterior, la pobrecilla sudaba y aún sentía quizá frío porque se tomaba de las rodillas y se enroscaba, de repente siento un calor tremendo y las luces comienzan a titilar a toda prisa, miro el techo y no hay oscuridad más pura y me creo en mi cama y hago el ademán de abrir el cajón de la mesa de noche y retirar una medallita. Pero vuelvo de la alucinación y miro a la gringa que se ha sentado en la hamaca y juega a columpiarse y ríe como niña y yo no sé  cómo es que hablo con ella en un inglés esmerado con todas las palabras que mi mente quizá grabó de las tantas películas de cine y  música que en mi juventud y mucho despues ví y escuché. ¡Esto es inaúdito! el Yagé esta haciendo efecto en mí. Y comprendo que la reacción en cada persona es distinta, algunos juegan como la gringa, unos cantan, otros duermen y tienen pesadillas y otros se curan de milagro. De regreso a mi tierra de origen y al revisar mi mesa de noche encuentro la medallita que alguna vez pertenecio a la víctima de un crimen cosa que a mí me correspondio investigar y que de seguro el alma de la víctima me esta cobrando, la lanzó al río para que siga su curso y me siento aliviado, qué digo, me sieto mucho mejor.

Asi finaliza mi aventura, y quizá sea un final feliz, quizá no, decir en este momento si esa experiencia marco o no mi vida es díficil, recomendar o no a las personas vayan al Putumayo y tomen Yagé tampoco está dentro de mis posibilidades, el rito es íntimo, no es de ninguna forma obligatorio y si me consultan si es o no peligroso ó dañino el Yagé les diré que es como la leche que a unos sienta bien y a otros no tanto, sobre la parte mística, mágica del Yagé me reservo comentarios y puedo decir que lo que he contado aquí es lo que sucedio ni más ni menos.