Por XervanteX
Idolatro a la muerte. Le tengo un altar en mi mente. Me despierto pensando en ella, me acuesto pensando en ella, creyendo es la única criatura fiel en mi vida que al final me llevará a su dominios. Y si hoy pienso en quienes un día la acariciaron voluntariamente fruto de la depresión o de una salvaje locura me da envidia. Lastimosamente leímos temprano el manifiesto nadaísta, y pecamos acoplándolo a nuestra filosofía y cuál nuestra sorpresa cuando se daba la fórmula para el suicidio pero se prohibía recurrir a el. Tácito y sencillo. Si alguien sabe de motivos para emprender la obediente huida soy yo o ¿quién sabe?.