Por Helen Cortés
Me acuso Señor porque he pecado, me he visto atraída por seres ateos, incesantes, viciosos y poderosos, tipos que creen en que NADA existe allá afuera, que nadie creó al universo y que después de la muerte no existe otra vida, no se confiesan o mejor se confiesan para burlarse del acto sagrado, la mayoría recibieron el bautizo pero andan por allí cambiándose los nombres y colocándose seudónimos de personas muertas, no se casan y sin embargo pecan en carne (y hueso), practican el sexo compasivo con chicas menores de edad y con veteranas, y aunque niegan el artificio de haber un ser superior adoran filosofías tenues y frases célebres. Atacan a la religión y su celibato, a la política y su mentira, a el comercio y su uso, se desviven publicando encarnizados escritos que por decencia nadie osa leer. Por precaución su Santidad ¿Por qué no los excomulga de una vez? antes que la gente los santifique. Los he visto componer su insurrección en un trozo de papel, andan como sombras y alteran lo que tocan, son fuerzas magistrales de esta naturaleza que todo atacan: al odio, al amor, la paz y la felicidad. ¿Por qué no los envía a los infiernos?. Y dice el Señor "Vendrán falsos profetas..." y ellos dicen "somos geniales, locos y peligrosos...".