viernes, 4 de septiembre de 2015

"Nada es de nadie" Homenaje al Profeta Colombiano Gonzalo Arango

"Éramos dioses y nos volvieron esclavos..."

"Y la eterna pregunta del Policía: - Qué quién soy?; Que qué hago aquí?... Si lo supiera sería Dios"

El elemental problema de todo es el "yo" y la influencia del ego. Si bien Albert Camus definía que la única encrucijada humana es el exterminio del "yo", y siendo que más allá de todo no había sino un vacío, sin voluntad, ni presencia, ni representación, entonces había que valorar la existencia como lo más preciado, teniendo en cuenta que esta realidad lo es todo tampoco había que apegarse a ella ya que tarde o temprano tenemos que abandonarla.

El éxito del Nadaísmo a diferencia de otros movimientos estéticos y de vanguardia en esa época es que instiga las esferas clericales y políticas y pone en duda todo el esquema filosófico e inclusive acuartela los ideales de libertad, sexualidad y metafísica. A través de su manifiesto Gonzalo Arango y sus devoto Séquito pone a contra luz cada obra y así descarta la avaricia, la opresión, la explotación, y de hecho se lanza a desestabilizar lo santo y lo profano.

La juventud no solo se lanza a preguntarles a sus progenitores la razón de haberlos convocado a la vida, sino que condena a la sociedad y su tornado de represión y entelequias y costumbres con las que reprime para que todos callen y sigan el cauce del río, esto es que los pobres trabajen para los ricos y los ricos exploten a los pobres.

Gonzalo Arango cambia de método y ahora su manifiesto escrito se vuelve la voz y el eco, resulta una proclama urgente a la unión de fuerzas y la legitimación del conocimiento, de la experiencia, un clamor a no caer en las razones del estado, a descubrir los dos lados de la moneda, a compartir, y a ser solidarios con el conocimiento.

El Nadaísmo se convierte en la nueva forma de ver la vida, de no perderse esta obra mayúscula, preferir el desorden para en medio de todo escarbar y conseguir la revelación, luchar por lo que se desea sin ansiar un final feliz, valorar todo comienzo y todo término, y por sobre todo no recurrir al suicidio como salida fácil porque es acá donde tenemos todo por ganar. No hay que interponer el destino como escudo del fracaso, más bien vale entender que quizá el saber demasiado nos traerá desesperación, miedo e inseguridad.

Gonzalo Arango abandona la escena y es condenado por dejar el propio movimiento que ha creado, es ahora un desertor de su causa y quizá siguiendo la paradoja del traidor debe ser crucificado, o quemado en la hoguera. Y aunque él no emerge, si su ideología y nos viene a mostrar un lado carismático y religioso que traiciona quizá su gnosticismo religioso, ya muchos creen que es un lobo con piel de cordero, que nunca hizo las paces con el ser superior y que a pesar de haber recortado sus mechones de pelo y blanqueado sus dientes y haber aceptado a una mujer, bajo ese caparazón yace la fiera a punto de gritar: "YO SOY DIOS... HUID DE MÍ..."